viernes, 6 de octubre de 2017

WIND RIVER



Centrada en la violación y el asesinato de una adolescente en una reserva de aborígenes en Wyoming, la película es un excelente debut del guionista Taylor Sheridan que nos deja a todos con un sabor exquisito en su relato cinematográfico, rayando en el esmero.
'Wind River' es un thriller amargo, visceral, que con un ritmo penetrante se evidencia además el aporte de la fotografía de Ben Richardson y la siempre seductora banda sonora de Nick Cave.


Respecto a la historia, que toca a la larga el tema de la mujer en medio de un entorno machista, observamos cómo tras aparecer muerta una adolescente de 18 años (con indicios de violación y la congelación). Dos personajes: Cory Lambert, un cazador de animales salvajes y una joven y torpe agente del FBI (en medio de un entorno de masculinidad), serán los encargados de aclarar el asunto.

No obstante, la película plantea en su ideología a fin de cuentas, la ley del Talión para que un medio inhóspito, las dificultades de los aborígenes norteamericanos (los conflictos raciales) sean resueltas de forma tal que solo se culpe al hombre por sus propios actos.

Gonzalo Restrepo Sánchez

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martes, 3 de octubre de 2017

“Our Souls at Night”



Tres ideas sobre este filme con dos actores de la historia del cine norteamericano como Robert Redford y Jane Fonda (quienes ya habían trabajados juntos en “The Chase” (1966),  “Barefoot in the Park” (1967) y “The Electric Horseman”, 1979). Y es que para los nuevos cinéfilos, estos dos histriones dejan una clase magistral de actuación, de una película dirigida por Ritesh Batra, quien recientemente dirigió Jim Broadbent y Charlotte Rampling en una adaptación de la BBC de la novela de Julian Barnes, “The Sense of a Ending”.

La viuda Addie Moore (Jane Fonda), quien muy a propósito busca a su vecino Louis Waters (Robert Redford), sazonan “Our Souls at Night”, que sin prólogo alguno, nos muestra la vida dos ancianos (elegantes y sensuales aún) que buscan algún punto en común para el final de sus días y, cómo la vida debe seguir adelante (aunque solo sea para conversar del clima).

A estas caractizaciones sencillas, cargadas de veracidad hasta el tuétano, siempre en su intertextualidad nos deja muchas reflexiones. Y que si bien las heridas se curan y la vida sigue adelante, siempre hay formas de imaginar y romper tabúes sin perder los valores.

Un tercer aspecto de este filme son los diálogos íntimos, coloquios que afectan los intercambios silenciosos, ya que en la soledad de ambos, se transcriben en las cosas sencillas del ser humano; sin una gota de melodrama o sentimentalismo por parte de su cineasta.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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martes, 26 de septiembre de 2017

ARMERO



La película “Armero” pretende ser un emotivo homenaje  al desastre de Armero hace ya varios años, pero le faltó para lograr un producto bien acabado. No obstante se le abona al cineasta (que escribe, dirige y monta el filme) su interés por una la historia que, es más sobre una pareja y sus ambiciones como familia, que sobre el fenómeno natural en la locación colombiana de Armero (Tolima).



Sin ser un filme al que se le acuse de fallido, de todas formas deja entrever un guion mal acabado y la austeridad fotográfica y el avance de una trama casi solo conversacional, hilan este filme, nada existencialista en la pareja Omaira y Ramiro, para quienes el elemento reflexivo, ocupa gran parte del metraje del filme, aparte de la sintaxis de los personajes restantes de la película.

Otra lección que deja esta cinta (y lo reafirma una vez más) es el asunto de la música y sobre todo en los dos tercios iniciales de la cinta. Y es que ante la música como valor añadido al texto visual y su configuración escénica para las emociones, además de ese carácter cinético del que dialogó Elmer Bernstein  en su momento y, sobre el dominio de la acusmática ante su clasificación de los objetos sonoros en su morfología y su tipología, “Armero” no logra seducir ante la situación de peligro que se encuentra un pueblo desde el comienzo de la trama.

Concluimos pues que a la voluntad del cineasta Christian Mantilla-Vargas, se suma el arresto de “contarlo todo para que no quede nada”. Ecuánime al igual que sus protagonistas, “Armero” aguanta su metraje y se puede observar, aunque se nos antoja que el cineasta deja al descubierto las faltas de “Armero” para coronar algunos elementos cinematográficos.

Gonzalo Restrepo Sánchez
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domingo, 24 de septiembre de 2017

Zinemaldia, versión No. 65, arranca con la nueva película de Wim Wenders

La 65ª edición del Festival de San Sebastián arranca este viernes con dos grandes nombres del panorama internacional: Wim Wenders y Aki Kaurismäki. El primero inaugura el certamen con la proyección de su nuevo filme, Inmersión, una historia protagonizada por Alicia Vikander y James McAvoy en la que la primera va al rescate del segundo, secuestrado en Somalia por terroristas yihadistas. El filme se verá tras la gala inaugural, en la que se entregará también el Premio Fipresci de la crítica internacional al cineasta finlandés por Al otro lado de la esperanza, el último trabajo de Kaurismäki. 



La actriz Leticia Dolera y la presentadora de televisión Anne Igartiburu serán las encargadas de conducir la gala, que se celebrará a partir de las nueve de la noche. En ella, algunos de los cineastas que formarán parte de la programación del festival presentarán las películas y proyectos y el Jurado Oficial de esta edición, presidido por el actor John Malkovich, hará una breve intervención, como recoge la agencia Europa Press. Durante esta edición del Zinemaldia, que concluirá el 30 de septiembre, se hará entrega de tres Premios Donostia, que recogerán los actores Ricardo Darín y Monica Bellucci y la directora francesa Agnès Varda.



Además de los tres Premios Donostia, visitarán el festival figuras del cine como el actor James Franco, que competirá por la Concha de Oro con su película The disaster artist; Glenn Close, que clausurará la sección con La buena esposa; o Alicia Vikander, para promocionar la mencionada Inmersión. Además, pisarán la alfombra roja Javier Bardem y Penélope Cruz, que asistirán a la clausura de la sección con Loving Pablo, que retrata la historia de amor entre el narcotraficante colombiano Pablo Escobar (el propio Bardem) y la periodista Virginia Vallejo (Cruz). 

Entre las películas españolas que lucharán por la Concha de Oro, se encuentran El autor, de Manuel Martín Cuenca, Handia, de Aitor Arregi y Jon Garaño —un nuevo trabajo, en euskera, de los creadores de Loreak—, y La vida y nada más, de Antonio Méndez Esparza. En la Sección oficial, pero fuera de competición, está también La peste, de Alberto Rodríguez (La isla mínima, Grupo 7), la primera serie en entrar por la puerta grande del certamen. También podrá verse El secreto de Marrowbone, de Sergio G. Sánchez, y Morir, de Fernando Franco, dentro de las proyecciones especiales. 

Además, en el marco del festival, el actor Antonio Banderasrecibirá este sábado el Premio Nacional de Cinematografía de manos del ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, durante un acto que tendrá lugar en el Edificio Tabakalera de San Sebastián.

Sección oficial de Zinemaldia

Inmersión, de Wim Wenders. Alemania-Francia-España
La buena esposa, de Björn Runge. Suecia-Reino Unido
Alanis, de Anahí Berneri. Argentina
Beyond words, de Urszula Antoniak. Polonia-Países Bajos
Der hauptmann / The captain, de Robert Schwentke. Alemania-Francia-Polonia
El autor, de Manuel Martín Cuenca. España-México
Handia, de Aitor Arregi y Jon Garaño. España
La douleur / Memoir of pain, de Emmanuel Finkiel. Francia
El león duerme esta noche, de Nobuhiro Suwa. Francia-Japón
Le sens de la fête / C'est la vie, de Olivier Nakache y Éric Toledano. Francia
Licht, de Barbara Albert. Austria-Alemania
La vida y nada más, de Antonio Méndez Esparza. España-EEUU
Love me not, de Alexandros Avranas. Grecia-Francia
Ni juge, ni soumise / So help me god, de Jean Libon e Yves Hinant. Francia-Bélgica
Pororoca, de Constantin Popescu. Rumanía-Francia
Soldatii. Poveste din Ferentari / Soldiers. Story from Ferentari, de Ivana Mladenovic. Rumanía-Serbia-Bélgica
Sollers point, de Matthew Porterfield. EEUU-Francia
The disaster artist, de James Franco. EEUU
Una especie de familia, de Diego Lerman. Argentina-Brasil-Polonia-Francia
La peste, de Alberto Rodríguez. España (Fuera de competición)
El secreto de Marrowbone, de Sergio G. Sánchez. España (Fuera de concurso)
Au revoir là-haut / See you up there, de Albert Dupontel. Francia (Proyecciones especiales)
Morir, de Fernando Franco. España (Proyecciones especiales)
Uchiage Hanabi, shita kara miruka? Yoko kara miruka? / Fireworks, should wee see it from the side or the bottom?, de Akiyuki Shinbo y Nobuyuki Takeuchi. Japón (Proyecciones especiales)
Las maravillas del mar, de Jean-Michel Cousteau y Jean-Jacques Mantello. Reino Unido-Francia (Proyecciones especiales)
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sábado, 23 de septiembre de 2017

Ali and Nino



Desde que vi “Far north”, de Asif Kapadia, he procurado no perder de vista a este cineasta, de exquisita gramática cinematográfica. En esta oportunidad, su reciente filme así lo ratifica. Los cuidadosos encuadres y la fotografía confieren a esta historia su intimismo y su espectacularidad, ya que si bien nos muestra la relación amorosa de dos jóvenes (la una para el otro) a pesar de sus diferencias culturales y religiosas, también nos propone a través de la unión de estos dos seres humanos, la libertad de una Azerbaiyán a comienzos del siglo XX.


De manera que estamos ante un filme basado en un hecho real (que dividirá las opiniones, por supuesto) y que a través de un melodrama histórico, de pronto el plano romántico por un lado y el asunto político por otro (dos ideas sin hilos conductores emocionales: me refiero a esa “áurea” que tienen los buenos filmes), no permitan al espectador más desprevenido, encender el “juego” necesario para vincularse emocionalmente a lo que ve.

De manera que estamos ante una obra un tanto compleja, pues en la ideología del filme, falta un poco más de ímpeto emocional en asuntos relacionados con el devenir del ser humano (a pesar de su trasfondo político). Es algo así como conocer a una mujer hermosa y espectacular, pero que cuando uno se sienta al lado de ella  para saber frente a quien estoy sentado, no pasa nada (es hueca). Y perdón por las mujeres bellas que suscitan la turbación verdadera (usted me entiende).

Gonzalo Restrepo Sánchez

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viernes, 22 de septiembre de 2017

Churchill




Esta película es un drama que se desarrolla durante las 96 horas que conducen al Día D, en la Segunda Guerra Mundial. El actor Brian Cox interpreta a Winston Churchill con un convencimiento, que en realidad amerita su interpretación como de las mejores en su carrera.


Con la metáfora de Winston caminando a lo largo de la orilla del mar, totalmente vestido  e imaginado que las mareas que le llegan a sus pies, están llenas de sangre; podemos escribir que esta película nos hablará de un personaje, su liderazgo y sus inquietudes (dudas, interrogantes y sus crisis personales) antes del famoso Día D.
Respecto al asunto estrictamente cinematográfico, cabe destacar la composición en cada plano y cómo cada secuencia pretende no enjuiciar al gran hombre británico, sino que a través de un relato íntimo, mostrar ese “león enjaulado”, que, en última instancia, reformulará su ficticias ideas que tenía que afrontar (perdón por el spoiler: la secuencia de la conversación entre Churchill y el Rey Jorge VI).

Un epígrafe final del filme, insta que el primer ministro, ha sido el británico más famoso de toda la Historia. Ninguna tentación pues, al hurgar sus interioridades, tampoco ambigüedades y cuestiones. Y es que el personaje es como el filme: condescendiente, y que los encuadres escogidos, la sucesión de planos y secuencias, amén de los recursos visuales empleados (travellings, encadenados, la luz, etc.); metódicamente acarician la perfección en cuanto a su grado de ajuste entre forma y fondo. Para alguien el filme resultará aburrido. ¡A mí me encanto!

Gonzalo Restrepo Sánchez
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domingo, 17 de septiembre de 2017

Era o Hotel Cambridge


La brasileña Eliane Caffé ha compuesto un híbrido sobre la situación de una ciudad de como Sao Paulo (y que  la vecina Caracas no anda muy lejos). Y es una vez más este documental (altamente recomendado por su oportunidad  fiel a una realidad que, en este caso, está situada en Brasil) toca la idea ya consabida del cineasta francés Godard: “El cine no es el reflejo de la realidad, sino la realidad de ese reflejo”.


Y es que película con cámara firme, nos muestra como la pobreza y la abyección ronda en cualquier lado de nuestro continente. La micro sociedad que representa el relato del filme brasilero, donde a pesar de su condición homogénea de okupas en un universo al margen del denominado establecimiento o de una sociedad establecida, lo marginal o exclusión social asimismo germinan otros estratos (o al menos están a punto de brotar, entre brasileños y extranjeros).
El vocablo okupa es en sí un signo lanzado por la prensa, una palabra ambigua que trata de separar, de excluir de la ciudadanía “normal” y regulada a  personas llamadas “habitantes de la calle”. Al vocablo okupa se le atribuye todo un colección de retratos y conductas insanas: punkis, drogadictos, vagos, sucios, outsiders, agitadores, nigromantes, y toda una serie de epítetos que Kristeva enuncia en sus textos sobre la verdadera abyección y excusión social.
Filme pues crudo y a veces violento que nos muestra esos desalojos  (como el del Hotel Cambridge) a un tipo de seres humanos, que si bien se han tomado un edificio, es cierto también que en esos grupos responden (con justa ira) a la violencia del Estado, pero habría que examinar que la violencia de los okupas es puramente simbólica y defensiva, una rebeldía sincera de los jóvenes explotados de la denominada urbe capitalista.
 Gonzalo Restrepo Sánchez
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